Además de albañil, el estadounidense John Brenden Kelly, era uno de los mejores remeros de su tiempo. En Amberes 1920, consiguió un doblete único: gano el oro en las pruebas de single y doble sculls. Kelly descargo así la bronca que le había generado no ser aceptado unas semanas antes en una selecta regata de Londres. ¿El motivo? Ser un simple plebeyo a cargo de trabajos manuales.

El 29 de agosto apenas terminada la segunda carrera el estadunidense entrego su gorrita verde para que fuera enviada al rey Jorge V de Inglaterra. Pero antes, con una lapicera, escribió en su visera: “Saludos de un albañil”.

Con los años, Kelly no solo se transformó en uno de los hombres más ricos de Filadelfia (su empresa construyo numerosas iglesias y escuelas en la ciudad), sino que quedo estrechamente ligado a la nobleza europea cuando su hija, se casó con el principie Raniero de Mónaco en 1956.